
David Coverdale entra al escenario como quien llega a una fiesta familiar. Desde el campo, que desborda, y desde cada rincón del Luna Park, lo reciben como a un pariente que hace mucho que no pasa por casa. El cantante, camisa blanca, pan talón negro ajustado, va de una punta a la otra y da la sensación de que si pudiera, los saludaría a todos, uno por uno. "Are you ready?", grita. Pero antes de que la respuesta estalle, la aceitadísima máquina de...