Fabiana tuvo su noche,dueña de una energía sin límite, una verdadera show-woman, dominando la escena y también la platea. Y lució su figura dignísima, primero con un vestido fucsia, de Las Oreiro, y luego con una “mini” que revalidó lo de “las mejores piernas del rock”.
Musicalmente hubo grandes momentos como “Nada es para siempre”, con las “Bay Biscuit” De Sebastián, Lizarazu, Claudia Puyó y Laura Casarino, con Fito al piano; “La vela”, con Mollo, el gustazo que se dio Cantilo de cantar un tema de Sheryl Crow y, pasada la medianoche, la delicada versión de “Zona de promesas”, de Cerati. “La libertad”, de Andrés Calamaro, fue el precioso broche de una velada recargada, variada y maratónica. Con una Cantilo entera, recuperada y con una reciente operación en la mandíbula, producto de un accidente doméstico. “Loco, soy Highlander”, se despidió.
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